Paz y Bien!!! Hermanos y hermanas, desde el evangelio estamos llamados a mejorar nuestra vida, no solo un cambio de conciencia, sino un cambio en nuestras actitudes, en nuestra forma de proceder, el evangelio es completamente humano y llega a nosotros , a nuestra realidad como personas, como familia, como Iglesia. Este domingo, san Mateo en el capítulo 18, 15-17 no dice. …Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede superado por la palabra de dos o tres testigos. Si no los escucha, díselo a la comunidad”…
El ideal del hombre y mujer que quieren ser apóstoles eficaces, es cultivar con la gracia las cualidades humanas: Corazón noble, humano, compasivo y generoso. Tener una conciencia recta, una actitud social buena y una voluntad inflexible, decidida, firme y perseverante. La verdad es la verdad y hemos de profesar un culto de fe a la verdad, salvada siempre la prudencia y la caridad. Lo que no está bien hecho no está bien hecho aunque lo haga el más amigo que yo tenga, pero manteniendo la cordialidad y dulzura.
Reprender o corregir es un acto de caridad, por amor a un hermano y así aplicamos la corrección fraterna, porque estamos buscando su bien y lo debemos hacer como nos lo pide Jesús, primero en privado, y no comentando con otros lo conversado. Y como dice Jesús si no nos atiende, entonces buscamos un testigo y en último caso la comunidad.
Creo que no es nuestra costumbre, pero si debemos meditar, por ejemplo: como practico yo mi supuesta corrección fraterna?
Un Acto de amor fraterno, ese es el mandato de Jesús, se hace, en la amabilidad, con sinceridad, con sentimientos de amor al otro u otra y el fin es buscar el bien, sobre todo su bien eterno. No podemos ser indiferentes ante el error del otro.
No confundamos las cosas, no corrijamos por celos, por envidia, por mis debilidades, por mis faltas, por mi insatisfacción, si vas a corregir revisa bien desde donde lo haces, porque lo haces, para que lo haces. Antes de corregir debemos revisar si es algo que realmente necesita corrección o es que a mí personalmente me molesta, no me gusta. Veamos si esa no es mi falta también. Jesús corrige pero con claridad de que quiere lo mejor para el otro y lo lleva a la verdad, a la libertad. Jesús corrige con generosidad, da oportunidad o sea Jesús da muestras de su buena conducta, de su amor a todos.
Cuando vamos a corregir, oremos antes si eso es lo que debo hacer, meditemos y luego, si lo hacemos, no juzguemos al otro a la otra. No despreciemos, no señalemos, no impongamos nuestro deseo o criterio, no nos pongamos como el ejemplo, pongamos como ejemplo a Jesús, su palabra, su vida. Y sobretodo no hagamos una corrección si estamos enojados.